No. 23 (Revisado 7/2004)
El término "retraso mental" no se comprende bien y se ve de manera despectiva. Algunos piensan que la retardación mental se diagnostica sólo a base de un cociente de inteligencia (I.Q.) mucho más bajo de lo normal y que las personas retrasadas no pueden aprender u ocuparse de sí mismos. En realidad, para ser diagnosticado como una persona con retraso mental, la persona tiene que tener ambos, un I.Q. significativamente bajo y problemas considerables en su adaptación a la vida diaria. Sin embargo, la mayoría de los niños con retradación mental pueden aprender muchas cosas y al llegar a adultos pueden vivir de una manera parcialmente independiente. La mayoría de los individuos con retardación mental tienen solo un nivel leve de retardación mental. La retardación mental pude estar complicada con diferentes problemas severos físicos y emocionales. El niño puede también tener dificultar para oir, ver o hablar.
En el pasado, se les aconsejaba a los padres que pusieran a los niños con una retardación significativa en una institución. Hoy en día la meta es el ayudar a que el niño con retardación mental se mantenga junto a la familia y tome parte en las actividades de la comunidad. En la mayoría de los estados, la ley les garantiza a ellos servicios educativos y otros pagados por el gobierno.
Es muy importante que se someta al niño a una evaluación minuciosa para determinar cuáles son sus dificultades, así como sus puntos fuertes. Ya que no hay un solo profesional que posea todas las destrezas necesarias, pueden involucrarse varios profesionales. Deben de hacerse exámenes médicos generales al igual que varias pruebas especializadas de neurología (del sistema nervioso), de sicología, de siquiatría, de educación especial, del oído, del habla, de la vista y de terapia física, las cuales son de ayuda. El pediatra o el siquiatra de niños y adolescentes a menudo coordina todas estas pruebas.
Estos médicos refieren al niño a los especialistas para las pruebas necesarias y las consultas, agrupan los resultados y junto a la familia y a la escuela, desarrollan un plan integral de tratamiento y educación.
Los desórdenes emocionales y del comportamiento pueden estar asociados a la retardación mental y pueden interferir con el progreso del niño. La mayor parte de los niños retrasados se dan cuenta de que ellos están bajo el nivel de otros niños de su misma edad. Algunos se sienten frustrados, retraídos o ansiosos, o se portan "mal" para atraer la atención de otros niños y de los adultos. Los niños y adolescentes con retardación pueden deprimirse. Estas personas probablemente no tienen suficientes destrezas lingüísticas para expresar lo que sienten, y su depresión se manifiesta a través de nuevos problemas, sea en su comportamiento o en sus hábitos de comer o de dormir.
Un diagnóstico a tiempo de la presencia de desórdenes siquiátricos en los niños/niñas con retardación mental puede resultar en un tratamiento oportuno. Los medicamentos son una ayuda como parte del tratamiento global y del manejo de los niños con retardación mental.
Las consultas períodicas con un siquiatra de niños y adolescentes pueden ayudar a la familia a establecer las expectativas apropiadas, los límites, las oportunidades para triunfar y otras medidas que ayudarán al niño/niña retardado a manejar el estrés relacionado con el crecimiento.
Para información adicional vea Información para la Familia:
#69 El Desorden de Asperger
#21 Medicamentos Siquiátricos para Niños
#45 La Exposición de Niños al Plomo Afecta su Cerebro y su Comportamiento
#11 El Niño Autista
#16 Problemas del Aprendizaje