No. 12 (Revisado 4/99)
Cuando un niño o adolescente roba, los padres naturalmente se preocupan. Ellos se preocupan por las causas del comportamiento del niño y se preguntan si su hijo o hija es un "delincuente juvenil".
Es normal que un niño pequeño tome algo que exite su interés o que le llame la atención. Esto no se puede considerar como un robo hasta que el niño sea suficientemente mayor, generalmente de tres a cinco años y pueda entender que el coger algo que le pertenece a otra persona está mal. Los padres tienen que educar de manera activa a sus niños acerca de los derechos a la propiedad y la consideración hacia los demás. Los padres son también modelos para sus hijos. Si usted trae a su casa el papel o las plumas de la oficina o se jacta sobre un error cometido por el cajero del supermercado, va a ser muy dificil que su niño entienda sus lecciones acerca de la honradez.
Aunque hayan aprendido que el robar es malo, los niños mayores y los adolescentes roban por varias razones. Un joven puede robar para tener cosas iguales a las de su hermano o hermana, quien aparentemente es favorecido con regalos y cariño. Algunas veces, un niño puede robar como muestra de valentía ante sus amigos, o para hacer regalos a su familia o amigos o para ser más aceptado por sus pares. Los niños pueden también robar por el temor a una dependencia; ellos desean no tener que depender de nadie, de manera que roban lo que necesitan.
Los padres deben de preguntarse si es que el niño ha robado por la necesidad de recibir mayor atención. En tales casos, el niño puede estar expresando ira o tratando de "cobrárselas" con sus padres y el objeto robado se convierte en un substituto de amor o afecto. Los padres deben de hacer un esfuerzo y darle más reconocimiento al niño como miembro importante de la familia.
Si los padres toman las medidas adecuadas, en la mayoría de los casos el robo cesa según el niño va creciendo. Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que cuando los padres se den cuenta de que su niño ha robado, ellos:
- le digan al niño que robar es malo
- ayuden al adolescente a pagar o a devolver el objeto robado
- se aseguren de que el niño no se beneficie del robo bajo ninguna circunstancia
- eviten sermonearle, pronosticar el mal comportamiento futuro, o el decir que ahora se le considera al niño un ladrón o una persona mala
- hacerle claro que su comportamiento es totalmente inaceptable dentro de las costumbres familiares y de la comunidad.
Una vez que el niño ha pagado o ha devuelto la mercancía robada, los padres no deben de traer de nuevo el caso, de manera que el niño pueda comenzar "en limpio" otra vez.
Si el robo es persistente y está acompañado de otros problemas de comportamiento o síntomas, el robar puede ser una señal de problemas serios en el desarrollo emocional del niño o problemas en la familia. Los niños que roban repetidamente tienen dificultad para confiar en los demás y para establecer buenas relaciones con otros. En vez de sentirse culpables, ellos culpan a otras personas por su comportamiento y le echan la culpa a los demás alegando que, "ya que ellos se niegan a darme lo que necesito, yo lo tomo". Estos niños se beneficiarían de una evaluación por un psiquiatra de niños y adolescentes.
Al tratar a un niño que roba persistentemente, el psiquiatra de niños y adolescentes evaluará cuáles son las verdaderas razones por las cuales el niño tiene una necesidad de robar y desarrollará un programa de tratamiento. Algunos aspectos importantes del tratamiento son el ayudar al niño a aprender a establecer una relación de confianza, y el ayudar a la familia para que apoye al niño en una trayectoria más saludable de desarrollo.
Para información adicional vea Información para la familia:
#1 Los niños y el divorcio
#3 Los adolescentes: el alcohol y otras drogas
#33 Desórdenes del comportamiento
#43 La disciplina
#44 Los niños y el mentir